Si tengo que morir,
traigamos la esperanza
en ese volantín.
Refaat Alareer
Cuando una decide grabar un disco, sabe que deberá tomarse riesgos, trabajar duro, planificar, pero sobre todo, rodearse de personas que se entusiasmen con el proyecto y pongan su esfuerzo con una para acercarse a la perfección. Hoy en día, grabar un disco es casi una locura, si no se cuenta con una casa discográfica.
Yo he tenido la suerte de estar rodeada de esas personas que me quieren genuinamente. Casi casi diría que me consienten. Gracias a todos ellos, ya está a punto de salir Hoja de ruta. Les confieso que no me canso de escucharlo y de gozármelo. Ya ustedes me dirán cuando lo escuchen.
Es verdad que hace tiempo vengo pensando en que es tiempo de grabar. Sin embargo, faltaba esa chispa que encendiera la mecha, que impulsara el proceso. Esa chispa se dio el día que leí en la página de FB de Aurea María Sotomayor, nuestra importante poeta, su traducción al español del poema de Refaat Alareer, Si tengo que morir. De inmediato consulté con ella y me dispuse a componer la música que me permitiera comunicar la emoción del poeta, muerto en un bombardeo sobre Gaza por parte de Israel. Cuando la tuve, le pedí a Tato que le hiciera un arreglo en el piano, y me dispuse a grabarla para montar un vídeo en YouTube y hacer llegar la voz del poeta, las voces palestinas, silenciadas, maltratadas, a los medios sociales a mi disposición. Al menos podría hacer algo ante tanta barbarie.
El día que fuimos a grabar, quedé absolutamente maravillada con el trabajo de Tato en el piano. En ese momento decidí que habíamos grabado la primera canción del disco. Aún no tenía nombre: eso fue lo último que llegó. Pero de inmediato convoqué a mis compinches musicales, y a mi compinche mayor, mi esposo Quique. Eso fue en abril. Había unas cinco canciones que compuse a partir del 2020, ya montadas pero aún sin grabar, pero faltaban. Me puse a componer o a terminar proyectos inconclusos y fueron saliendo: Cegueras, Qué sería de nosotros, La risa del viento, Hoja de ruta. Entonces una madrugada desperté con una canción sonándome en la mente y el corazón. Había muerto Dylcia Pagán, supe al despertar. De alguna manera fue ella la que me dictó Todo se quedó. Era la que faltaba.
Entonces se hicieron arreglos (los maravillosos arreglos de Tato), ensayos, coordinaciones. Quique se puso manos a la obra para coordinarlo todo. Tato, Javi, Joselito, Benytza, Eloy y Tony se montaron en la ola. Julio y agosto se grabó, bajo la batuta vigilante y sabia de Carlos Velázquez, en Playbach Studio. Luego David Rodríguez lo elevó al masterizar, Coqui hizo la hermosa ilustración de la carátula y Kike Estrada y Rosi Mari hicieron el montaje para impresión. Todo en un hermoso flujo de voluntades. Eso se refleja en la obra, ya lo verán. Así fue que se hizo Hoja de ruta, el disco, que está próximo a salir. Espérenlo.
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